Aquello que tú me diste
se convirtió en nieve blanca,
y se murieron de pena
nuestras madrugadas.
Huyeron todas mis lunas,
cuando naufragó la calma.
Nuestro mundo se hizo añicos
aquella triste alborada.
Todo lo que me enseñaste,
se quedó pronto sin alma,
y se convirtió en neblina
en aquella encrucijada.
Lo que juntos aprendimos
se ahogó sin haber agua,
en aquel mar de locura
que no derramó una lágrima.
Se desvaneció la vida,
y todo se quedó en nada.
Qué descubrimiento, que buena letra tienes!!!
ResponderEliminar¡Muchas gracias!
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