17 de julio de 2025

Mientras dormías.

Me navegas en tu barco cada día

mientras rompes oleajes en mi playa.

Nos miramos a los ojos incendiados

con el fuego abrasador de nuestros cuerpos,

comenzando el delirio de nuestra danza.

Arremetes, acaricias, besas miel,

y tus manos buscan en mi oasis,

la arena fina de mis dunas doradas.

Me desgranas, me suspiras, me ardes llamas,

con el tacto de tu aroma en mis oídos,

arrancando suaves quejidos en mi garganta

cuando bebo el gusto jugoso 

de tu alocada boca,

en el viento que me arrulla a cada instante, 

complaciente de ternura en nuestra cama.


Y cuando acaba una tormenta

otra nueva ya se ve en el horizonte.

Es tu nave la que surca las olas,

cadenciosa y serenamente,

hacia cada espacio de mi cuerpo y de mi alma.

Y se encuentran, una vez más, 

hechas fuego, tu piel y la mía,

desatando otra oleada de espuma compartida

en nuestro océano de algas enredadas.

Es cada una de las veces, amor, 

esa llama encendida

que prende, que ilumina y que da vida,

tu mirada mirando mi mirada.



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