Hay ayeres malvados que te mueren,
a golpe de amarguras y caídas.
Olvida y abandona aquel presente
y sana para siempre aquella herida.
Pasa el tiempo y un día te sorprende
un espejo mostrando una sonrisa,
y otros ojos te miran nuevamente
llenando de ternura tus caricias.
Si un soplo de aire frío te eternece
y dejas que te envuelva su desidia
con su truco de magia te adormece.
Será tu corazón quien cada día
cuide la llama que prendió valiente
la candela del fuego de tu vida.
Madrid, 28 de noviembre de 2025
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