22 de octubre de 2012

La añoranza de ti.



En tu voz cuando me hablas yo tanteo
tus palabras una a una.
Y adormeces en un cálido suspiro,
mis sueños en la calma de tus labios.
Será sin avisar, en tu descuido,
cuando en el aire te embriagues
con mi aroma.
Y amanecerá la sonrisa en tu mirada
mientras en tu cuerpo se derrama
el alma mía.

Dibujaré en tu espalda mil caricias
que se desbordarán en latidos indefensos.
Mis manos se unirán suavemente con tus dedos
y encenderán tus pupilas
con brasas de luciérnagas ardientes.
Y la necesidad de mirarte y de tenerte
crecerá por momentos en mi aliento
degustando el sabor de tus abrazos.
Y me llenaré de ti mientras te vivo
como un río de agua cristalina.

Tú desmayarás en un susurro interminable
tu cascada de pasión dentro de mi alma,
y yo te amaré hasta que me duela
en instantes de estrellas y de espejos.

Y pronunciaré tu beso en mi delirio
cuando regreses sin descanso
a despertar mi cuerpo eternamente.

La noche saciará de lluvia el sentimiento
ensimismado en el azul de tus promesas
que apaciguan mis auroras cada día,
mientras el sonido del silencio más abstracto
se estremece en la seda de mi piel serena
embriagando de pasión mi madrugada.

Y en medio de un tenue rumor de caracolas
ocultaré con sosiego mi paz y mi tristeza
en el estéril y desierto estío
en que se halla mi Universo
que ha elegido, entre todos, tu nombre.