4 de junio de 2014

Carta para quien nunca vino

Querido Nadie:

Nunca imaginé que te echaría de menos. No me diste tanto, siendo nada, como para recordarte con tanta intensidad. En realidad, no recibí ni un suspiro de tu inexistente boca, porque no eras más que una nube etérea en el universo de mi imaginación.

¿Y por qué vuelves ahora? ¿Qué sueño no habrá terminado para que mi mente revuelva en los cajones del olvido queriéndote encontrar? ¿Por qué cada gota de mar me recuerda a ti? ¿Y por qué el aire se vuelve irrespirable sin tu presencia? ¿Quién eres, tú, que jamás te acercaste a mí? ¿Por qué me rondas de noche y me envuelves de día? ¿Por qué te fuiste antes de llegar? ¿Por qué confundes mi existencia y manipulas mi ser hasta el punto de convertirme en una marioneta sin tejido de sol, ni de estrella, ni de luna?

Te escribo a ti, Nadie, porque no sé quién eres, porque ni siquiera sé si llegaste a ser en alguna vida pasada. Pero quería decirte que en este momento te extraño y, aunque no existas, deseo que sepas que vives en mí.

Hasta siempre, hasta nunca..., o hasta que tú quieras.

Fdo.: Alguien.