19 de diciembre de 2016

¡Feliz Navidad!


Navidad 2016

 

La Navidad es el camino más recto por el que llegar al corazón.

No es un tiempo pequeño, pues debe durar 365 días cada año.

Es un reposo colectivo en el que se echa más de menos a quienes queremos y ya nos dejaron.

Es de los niños, porque también los mayores regresamos a la infancia en estas fechas.

Es lo que tú quieres que sea, porque la Navidad eres tú.

¡Deseo que en estas fechas puedas sentir la magia de la Navidad!

5 de diciembre de 2016

El tiempo

Hay una docena de personajes situados en una plataforma instalada un metro por encima del nivel del suelo hablando del tiempo. Una voz tras otra ocupando tiempo, el mío, el tuyo, el de todos los que aquí estamos. las que hablan del tiempo son voces monotemporales, monótonas, monocordes, monotemáticas, monocrónicas, monográficas, monotípicas..., en forma de tiempo, aburridísimas todas ellas, hablando del tiempo.

¿Quién me ha traído a este sarao? ¡Qué manera de perder tiempo de mi tiempo para escuchar vaguedades sobe el tiempo! Es lento el paso del tiempo en el reloj. Evaluemos el tiempo. Decidamos en qué momento del tiempo podremos olvidar este momento para poder recuperar nuestro tiempo. ¡A mí no me gusta perder el tiempo! ¡Devolvédmelo! ¡Eh! ¡Vosotros!, ¡Sí, vosotros! ¡Vosotros que me habéis robado el tiempo!
 
Definitivamente, este bolo sobre el tiempo ha hecho que mi tiempo se desquicie de tal forma que desde el tiempo que marca el devenir de mi vida, se han desconectado las manecillas que no son de un reloj de arena que marca el paso del tiempo del ojo que todo lo ve. Ese que dice poder manejar el tiempo y ahí está, perdiendo el tiempo igual que yo.
 

22 de octubre de 2016

El campamento indio




¿Qué importa el lugar si permanece el sentimiento?

Unos indios pieles rojas (los llamaban así porque pintaban su piel blanca de color rojo para preservarla de cualquier tipo de ataque), buscaban un lugar en el que  poder practicar un juego muy divertido contra miembros de otros pueblos que, aunque no eran indios, querían enfrentarse a ellos para demostrar su infundada superioridad y dejar constancia de quiénes mandaban en aquellas tierras. Cuando por fin lo hallaron, al lado de un río, instalaron allí su campamento y lo llamaron Estadio Vicente Calderón.

Rápidamente se pusieron manos a la obra para convertir aquel solar en un hogar deportivo a cielo abierto en el que cualquier indio piel roja pudiera acudir a ver las competiciones, así que hicieron unas rastras a modo de gradas aprovechando las pendientes del terreno para situar allí a sus seguidores. En el centro, dejaron un gran rectángulo plano para el ir y venir constante de los jugadores elegidos por cada equipo para introducir lo que llamaban pelota dentro de unas redes. Ser vencedor era muy importante para los indios pieles rojas, pues su Gran Jefe había inculcado en ellos la importancia de salir siempre a ganar, ganar, ganar y volver a ganar, defendiendo a muerte aquellos colores que representaban a su pueblo, aunque constantemente les insistía en que el valor del corazón y del sentimiento hacia aquellos colores de sus plumas debía reflejarse siempre no solo cuando jugaban en su campamento, sino también fuera de él.

Y allí estuvieron acampados durante cincuenta años en los cuales aquella tribu creció tanto que hubo que desmontar el campamento para marchar a otro hogar más grande y cómodo que acogiese a quienes acudían, cada vez en mayor número, a disfrutar del juego de los que llevaban la piel blanca pintada de franjas rojas. Fue tan importante que, de ello, se escribieron crónicas para que nunca se perdiera la esencia de lo allí vivido. Ahora tocaba hacer del nuevo campamento un hogar como el que habían dejado atrás, aunque sabían que lo que ellos consideraban su casa permanecería para la eternidad en el corazón de todos los indios pieles rojas.

¡Ah! Aquella nueva casa rojiblanca se llamaba Estadio Metropolitano. Pero eso ya lo sabían, ¿no?

21 de julio de 2016

La luna segadora

Pensamiento en voz alta de mi padre en esta noche de luna llena con destellos dorados.

Hoy hay luna segadora...,
suspira hondo mi padre
pensando en tiempos que añora.

¡Ay, mi luna segadora!
Los recuerdos de su infancia
entre susurros afloran...

¡Luna llena segadora!
¡Cuántos campos alumbrabas
cual alegre bailaora!

¡Segadora, segadora!
Con tus destellos de trigo
a todo el mundo enamoras.




2 de marzo de 2016

Para Ariana, un nuevo amor en mi vida.


No es esta vez mi cuerpo quien la tiene,
mas es mi corazón quien la reclama.
Mis sueños que la sueñan la mantienen
gritándola en silencio cuánto la aman.

Es cálido el hogar en el que obtiene
amores a raudales que la llaman,
mezclando los susurros con vaivenes,
y arrullos con abrazos que la abrazan.

Es niña de mi vida por primera,
y llena sin estar toda mi alma
incitando a llegar la primavera.

Es rayo de luz que trae la calma
a mis brazos que ansían y ya esperan
con un inmenso amor ver su mirada.