14 de septiembre de 2020

Nada

Aquello que tú me diste

se convirtió en nieve blanca,

y se murieron de pena

nuestras madrugadas.


Huyeron todas mis lunas,

cuando naufragó la calma.

Nuestro mundo se hizo añicos

aquella triste alborada.


Todo lo que me enseñaste,

se quedó pronto sin alma,

y se convirtió en neblina

en aquella encrucijada.


Lo que juntos aprendimos

se ahogó sin haber agua,

en aquel mar de locura 

que no derramó una lágrima.


Se desvaneció la vida,

y todo se quedó en nada.

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